sábado, 10 de abril de 2010

Dionisio Pérez Gutiérrez "Post-Thebussem"

Hace unas pocas semanas observé cómo en Wikipedia discutían si nuestro Dionisio Pérez podía tener de segundo apellido “de Ayala”. ¡Qué barbaridad! Lo curioso es que poco después en un programa de gastronomía en esRadio un contertulio llegó a asegurarlo, aunque la autoridad de Víctor de la Serna zanjó la cuestión negándolo taxativamente.
Como quiera que he dedicado bastantes horas a investigar sobre su obra y biografía, de hemeroteca en hemeroteca, y coleccionando bastantes de sus obras, y teniendo en cuenta también que cuanto más se hable de Gastronomía y Turismo en España habrá que recurrir a sus escritos y compromisos personales (a pesar de haber fallecido en 1935), en esta ocasión ofrezco unos pocos datos biográficos, que, por cierto, cuando edité la obra dada a luz a título póstumo por su esposa y Alberto Insúa, “La cocina clásica española”, no pude hacerlo con seguridad.
Me parece importante que se tenga muy en cuenta que Dionisio Pérez Gutiérrez, como insinué en el primer post, fue un notable periodista, político (en dos ocasiones diputado) y escritor que probó diferentes géneros. Como periodista de información y opinión destacó pronto, y se hizo un hueco importante en Madrid. Como gastrónomo también sobresalió como pocos de su tiempo, pero el valor de sus escritos y de sus opiniones se fundaban en el reconocimiento que como periodista y escritor había adquirido, de modo que sus crónicas gastronómicas, sus artículos de fondo, sus ediciones de libros complementaban su labor de escritor y periodista en los diferentes medios para los que trabajó. Hay que tener en cuenta que sus crónicas se reproducían en muchos periódicos españoles y en los más importantes de Hispanoamérica, donde era muy conocido. Como ocurre hoy, sus “padrinos” no consiguieron que llegara a ocupar el deseado sillón en la Academia Española de Lengua. La “ suerte” declinó la balanza hacia otros con mejores apoyos.
Dionisio Pérez, era hijo de maestro, y, aunque nacido en Grazalema (25 de abril de 1871), ya de niño pasó a vivir en El Puerto de Santa María, hasta el punto que él mismo se consideraba hijo de El Puerto, donde residió con sus padres y hermanos. Sus estudios los realizó en el Colegio de los Jesuitas, manifestándose desde sus inicios como precoz y muy inteligente. Siendo muy joven colaboró en el Diario de Cádiz y llegó a fundar la Revista Portuense (1889), y dirigir una publicación con el título “La Dinastía”, una hoja “febril y violenta, con la pretensión de combatir el caciquismo de El Puerto de Santa María”.
Concluyo en esta ocasión con su filiación detallada. Su padre, Rafael Pérez Cruces, era de Campillo (Málaga) y su madre, Francisca Gutiérrez Álvarez, de Grazalema. Sus abuelos paternos eran Luis Pérez y Nicolasa Cruces, de Campillo (Málaga), y los maternos, Dionisio Gutiérrez y Ana Álvarez García, ambos de Ubrique.
Deseo que a quienes les interesen estos datos hagan un buen uso de ellos. Por ejemplo, los bibliotecarios que no se atreven a fijar su segundo apellido, de modo que en las búsquedas bibliográficas aparecería sólo él como DPG, puesto que hay bastantes Pérez Gutiérrez, pero no Dionisio, y algún Dionisio Pérez, a secas, que no es él. Tal vez se llegue a enterar la BNE, que es la maestra de las demás bibliotecas. Diré que el aragonés don José Altabella Hernández, primer catedrático de Historia del Periodismo Español (1921-1995), fue la persona que me ayudó a orientarme en este laberinto nada fácil al principio. El hilo de Ariadna. Por cierto, ¿no es ésta quien acoge a Dionisio en su regazo para beber? Qué coincidencia! Seguiremos hablando de DPG como “Post-Thebussem”.
Nota: En la imagen de este post aparece Dionisio Pérez, con sus gafas oscuras, con Alfredo Hornedo Suárez, personaje singular, dueño y director del diario El País de La Habana, a quien Dionisio Pérez reclamaba habitualmente sus honorarios, y que dada su súbita muerte dejó una importante cuenta por satisfacer el tal empresario. Dionisio Pérez viajó a La Habana, pero también se vieron en París, donde les obsequió con una comida en la que degustaron una garbure, según cuenta, con alguna retranca, en la Guía del Buen Comer Español.