martes, 21 de diciembre de 2010

...a la mar por naranjas


El pasado domingo día 19 estuve en casa de mi hija, Carmen, y cogí las últimas tres naranjas que quedaban en el naranjo de su huerto. Justamente las tres que ilustran este post. Este año han sido escasas. Al menos en su huerto, en Zaragoza, a las afueras, en plena canal del Ebro donde el cierzo, frío, arrecia estos días y pone coloreadas las mejillas de sus tres hijas. Comienza ya el solsticio de invierno (aunque oficialmente lo hará hoy día 21 a las 23:38 horas). Este fenómeno, preñado de significados culturales, en mi familia es un día inolvidable, porque es el cumpleaños de Carmen. Cuando preparo estas líneas luce el Sol, a diferencia de lo que en otras regiones y países sucede ya que están sufriendo duras inclemencias meteorológicas. A las seis de la tarde del día 20, al anochecer, la luna (este año llena en Géminis a las 8:15) ya estaba radiante y sonreía. No sé si decía ¡Feliz cumpleaños! Me parece que sí.
Las tres naranjas, hoy, se han convertido en un símbolo. Bueno, las convierto en un símbolo. Poco que ver con el cuento de Cario Gozzi. Son como las tres niñas que antes que nadie felicitarán a su madre. Además, les gustan mucho las naranjas. Desde muy pequeñas su madre les enseña a conocer y disfrutar el verdadero Sabor de España. Disfrutan de las frutas y las verduras. Así mejoran la media del sufriente MARM.
Me viene a la mente el poema en prosa de Luis Cernuda “La forma y la imagen” (1925-1926), porque habla del mar y las naranjas: “He ido a la mar por naranjas. Todos los matices sonoros, templados, finos del verde en las olas, y en las olas también todos los desdenes, ¡Mi llanto, mi llanto sobre la mar! El mar se lleva mis lágrimas hacia los indescriptibles soles crepusculares, sobre la espuma de tan delicado color vegetal aunque líquido, lejos de esta dorada arena pequeña y terrestre…” Para Cernuda, a diferencia de Jorge Manrique, las naranjas y el mar son símbolo del amor y de la mujer. El tema tiene diferentes versiones en la poesía popular. Me gusta mucho la recogida por Rodríguez Marín en “Cantos populares españoles”. Anota E. Baltanás en su edición que “no es posible hacer mejor apología del poder de la esperanza”.

“A la mar fui por naranjas,./.Cosa que la mar no tiene;./. Metí la mano en el agua;./.La esperanza me mantiene.” De la que también da una versión en gallego muy curiosa: "Fui por laranxas o mar, / Qu'e cousa que o mar non ten; / Así salin molladiña / D'as ondas que van e vên".

Personalmente la he cantado muchas veces, también en versión coral, con los dos versos finales parecidos a la versión gallega, bajo la dirección y armonización genial de José-Ignacio Prieto (1900-1980). Estos días también cantamos el conocido villancico “Noche de Paz”, con la no menos genial armonización de Prieto.
Como este blog se cuida de la gastronomía española me permito recomendarles el libro que se editó por encargo de la Unión Nacional de la Exportación Agrícola sobre las “Naranjas. El arte de prepararlas y comerlas". Las fórmulas fueron recopiladas por Dionisio Pérez Gutiérrez, “Post-Thebussem”, y van precedidas de un estudio del Dr. Marañón. Tengo un ejemplar firmado por una de las hijas de Dionisio Pérez, Carmela, a quienes recuerdo con mucho afecto. Lo recomiendo, y en particular para que elijan, como haremos nosotros, una de las ensaladas de naranjas y bacalao, con aceite selecto. Y si tienen tiempo lo dediquen a preparar unos “cascos de naranja confitados”. Si ponen amor y empeño estarán mejor que los que ofrecen en las grandes superficies. Y habrán salido de sus manos… Es muy bonita la edición de TREA, aunque no puedo ocultar que la introducción está plagada de errores entorno a la vida de Dionisio Pérez Gutiérrez.
Como guinda cultural (escarchada, por supuesto) dejen que les sugiera que escuchen, al menos, la marcha “El amor de las tres naranjas” de la ópera de Serguéi Prokófiev. Aquí tienen un ejemplo interpretado por la Orquesta Nacional de Francia dirigida por Lorin Maazel. ¡Feliz Navidad!