Hola, Santi Santamaria: Te fuiste en Carnaval, y en él andamos todavía. Tengo algo que contar, pero hoy no me apetece. Me ha tocado releer este artículo de Larra y para no estrujarme la sesera y andarme con segundas, te transcribo este fragmento que publicó en El Pobrecito Hablador. Revista Satírica de Costumbres (1833). Es mejor leer el artículo entero, despacio, y de un tirón, pero... Quien lo quiera lo buscará, es fácil de encontrar. Otra cosa será estar de acuerdo con Larra.
(...) -Ya lo ves; en todas partes hay máscaras todo el año; aquel mismo amigo que te quiere hacer creer que lo es, la esposa que dice que te ama, la querida que te repite que te adora, ¿no te están embromando toda la vida? ¿A qué, pues, esa prisa de buscar billetes? Sal a la calle y verás las máscaras de balde. Sólo te quiero enseñar, antes de volverte a llevar donde te he encontrado -concluyó Asmodeo-, una casa donde dicen especialmente que no las hay este año. Quiero desencantarte. Al decir esto pasábamos por el teatro.
-Mira allí -me dijo- a un autor de comedia. Dice que es un gran poeta. Está muy persuadido de que ha escrito los sentimientos de Orestes y de Nerón y de Otelo... ¡Infeliz! ¿Pero qué mucho? Un inmenso concurso se lo cree también. ¡Ya se ve! Ni unos ni otros han conocido a aquellos señores. Repara y ríete a tu salvo. ¿Ves aquellos grandes palos pintados, aquellos lienzos corredizos? Dicen que aquello es el campo, y casas, y habitaciones, ¡y qué más sé yo! ¿Ves aquel que sale ahora? Aquél dice que es el grande sacerdote de los griegos, y aquel otro Edipo, ¿los conoces tú?
-Sí; por más señas que esta mañana los vi en misa.
-Pues míralos; ahora se desnudan, y el gran sacerdote, y Edipo, y Yocasta, y el pueblo tebano entero, se van a cenar sin más acompañamiento, y dejándose a su patria entre bastidores, algún carnero verde, o si quieres un excelente beefsteak hecho en casa de Genyeis. ¿Quieres oír a Semíramis?
-¿Estás loco, Asmodeo? ¿A Semíramis? (...)
Arreveure, Santi.
Te dejo con el aria para tenor del Stabat Mater que, según dicen, G. Rossini compuso en la Fonda Genyeis.
Magnífico, gracias por compartirlo
ResponderEliminarUna versión más dura del "lasciame piangere", naturalmente de Larra, naturalmente veraz y descarnada. Teatro por todas partes, pero pagando bien cara la entrada. Y quemando el atrezzo de las compañías no afiliadas al "sindicato" por si emergiesen. Santi, un fenómeno curioso, carne para la rehala de los reptantes y sus amos. De Larra nos quedó el sonido de un estampido ante el espejo y una colección de escritos diversos que la mayoría de la gente actual rehúsa leer, por contemporáneos; de Santi, Pellicer, su familia y un modo de entender las cosas desde la élite y al tiempo desde la sensatez.
ResponderEliminarGracias por el seguimiento y su atención prestada a este blog, y en concreto a este post. Ya ve usted, un año más tan apenas ha cambiado nada que no sea más hipocresía social, por eso había que agarrarse a Larra. Pero seguiremos volviendo mañana, a sabiendas de que lo que no se puede decir no se debe decir.
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