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No existía entonces el tenedor, pero las buenas maneras estaban presentes. La belleza siempre en la mirada |
Cuanto más leo recetarios contemporáneos, naturalmente algunos escritos por cocineros españoles que me interesan mucho, improvisamente me viene a la mente la idea de que es muy importante que los cocineros actuales conozcan nuestros recerarios clásicos. Con seguridad que tomarían ideas de gran provecho, y por otro lado cientos de años después sus autores se verían recompensados tras escribir un libro con esfuerzos nada parecidos a los de hoy. No quisiera para nadie, y menos para los cocineros de hoy, que sus libros cayeran en el olvido, no sea que se sintieran pagados con la misma moneda con la que ellos han pagado a sus predecesores. Y eso que como se dice desde hace siglos, es sabido de Salomón a Unamuno, que: nihil novum sub sole.
Al lado pueden contemplar un detalle de una de las escenas del retablo de la iglesia de San Salvador, en Ejea de los Caballeros (Zaragoza). Vale la pena visitarlo por quien todavía no lo haya hecho. Se trata de una joya gótica (siglo XV), que se había repintado en el barroco, y que hasta 1986 no se restauró, apareciendo a la contemplación de todos una de los conjuntos de pintura gótica más importante, por su calidad y por su tamaño. Traigo este asunto aquí porque cuando editamos "La cocina mediterránea en el inicio del Renacimiento" , tras haber editado la Dietética medieval de Arnaldo de Vilanova (ahora hay que decir de Villanueva) disfruté como editor de una complicidad enorme con Juan Cruz Cruz. Ya terminada su edición del Ruperto de Nola, o casi, le propuese introducir el original poco conocido del Maestro Martino, que aceptó de buen grado y tradujo sin pausa del italiano inmediatamente, con sus correspondientes anotaciones. Cuán agradecido estoy, como editor, luego también amigo, por haber secundado mis sugerencias. Que conste. Son dos de las mejores joyas de nuestro fondo editorial.
El caso es que estos días, que ando a vueltas con un rosal de nuestro huerto, muy espléndido con sus flores bellas y también fugaces, vi un artículo referido a nuestro pasado culinario español y pensé, está bien. Pero estaría mejor si hubieran leido las ediciones que acabo de referir anotadas por el profesor Juan Cruz Cruz. Existen algunos blogs con toques de erudición a base de tirar de cuanto ofrece la red fácilmente. Pero todavía el papel impreso es necesario. En este caso desde luego. Y más si se quiere complementar con la obra "Regalo de la vida humana" escrita por el navarro Juan Vallés (1496-1563), y cordinada la reciente edición por el eminente profesor Fernando Serrano Larráyoz.
Esto es parte del rosal que me obliga, por su generosidad. Está mejor que el pasado año. Pero ha de mejorar. En adelante lo cuidaré más y mejor. |
Ojalá que con estas líneas los cocineros actuales volvieran la mirada sobre la sabiduría que sus predecesores nos dejaron sobre el uso de aromas y la búsqueda de nuevos sabores que dan fundamento a la cocina española.
P.S. Me apetece ilustrar musicalmente este post. Es fáil pensar en " La Vie en rose" (1947) de Édith Piaf. Pero prefiero esta breve balada interpretada por François Hardy [un año y medio más joven que yo, que me lleva a los felices, inquietos y turbulentos años sesenta, la canción es de 1964], y escrita por Cécile Caulier con música de Cécile Caulier y Jacques Lacombe. "Mon amie la rose" por Françoise Hardy, todavía luchadora con sus nuevas ediciones de discos, con el libro que escribió sobre el amor "L'amour fou" (2012), y contra un maldito linfoma.
"On est bien peu de chose/Et mon amie la rose/Me l'a dit ce matin"
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