Media noche era por filos,
las doce daba un reloch,
cuando ha nagido en Belén
un mozardet como un sol.
Nació de una hermosa Niña,
Nació de una hermosa Niña,
Virgen adu que parió
y diz que dejó lo cielo
por este mundo traidor.
Buena gana na tenido,
pues no len agradejón
aquellas por qui lo fizo,
y bien craro lo veyó.
En fin, nació en un pesebre,
En fin, nació en un pesebre,
como Lucas lo dició;
no se enulle si le dicen
que en las pallas lo trovón.
Dícenlo Pascual y Bato,
Bras y Chil y Mingarrón,
y lo mayoral Turibio,
que ellos primero lo vión.
Buena será la parvada
que aquese grano escondió,
que en dempués de bien molido
fará un rico Pan de flor.
Contaron que unos moçardos
con un anchélica voz
groria y paz iban cantando,
dándole al mundo alegrón.
Lleváronle los pastores
de crabito y naterón
dos mil milenta de aquellas,
de que el Niño se folgo.
Dijón que entre trapos su Madre
contenta lo embollicó,
y que estaba hermosa y linda,
como una alma que es de Dios.
Entre un buey y entre una acebla
con muyto goyó nació;
aunque de ver tal socceso
diz que Abacuc se espantó.
El santo viello Chusepe
contento estaba, por Dios,
adu que antes estió triste
porque no trovó mesón.
En dempués no sintió cosa,
que su Filio lo ordenó;
que sin ser bispe ni papa,
ye muy grande ordenador.
Lo sabroso y lindo Niño,
aunque plora, ya rindió;
plora cuando no lo quieren
y ride quien lo quirió.
Listos andan, los áncheles,
del cielo al suelo bajón,
cantando «Gloria en los cielos
y paz en la tierra a toz».
La comarca de Belén
buena fiesta se gozó;
mas ella fue una coitada,
que guardarla no sabio.
Toz la claman buena noche,
dirálo la colación
y lo tizón de nadal,
y lo tizón de nadal,
que ye nombrado tizón.
Diránlo los villancicos
y diránlolos cantors;
dirélo yo, que me en fuelgo
de repiquetiar la voz.
Ya que sabez do está el Niño,
procurad veyerlo toz,
que aquel que no lo veyere,
mal la cuenta le salió.
A su Madre y a Chusepe,
pus lo merecen los dos,
darézle la norabuena
deste Filio que tenión.
deste Filio que tenión.
Todos el pie le besemos,
que es nuestro Dios y señor,
pidiendo faga pesebre
del cristiano corazón.
Esta albada la escribió doña Ana Francisca Abarca de Bolea y Mur, nacida en Zaragoza
(1602-1685), hija de Don Martín Abarca de Bolea y Castro (Vicecanciller de Carlos V
y Felipe II) barón de Siétamo (por herencia de su madre doña Jerónima de Castro y Pinós), y de su segunda esposa doña Ana de Mur, hija del Señor de
Pallaruelo. Ingresó de niña en el Real Monasterio de Casbas, como muchas señoras de su tiempo, estudió y llegó a ser una de las escritoras aragonesas representantes del barroco.
También nació en la misma casa don Pedro Pablo Abarca de Bolea, Conde de Aranda (1719-1798).
Para saber más aquí, una bella edición en la que tuve algo qué ver (José Manuel Blecua, La poesía aragonesa del barroco, Zaragoza, Guara Editorial, 1980).
Finalmente, un motivo musical para mientras se relee la Albada, sentir el piano de "Dave" Brubeck, pianista de jazz y compositor, recién fallecido.
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