Preludio. Estos pasados días toda España ha recordado el fallecimiento en 1997 de Miguel Ángel Blanco, tras ser tiroteado en la cabeza por la ETA. Cada año en su aniversario me viene a la memoria que ese día viajaba en coche con mi hijo Juan a Galicia. Con el corazón en un puño escuchábamos la radio para estar informados. Precisamente cuando la luz del horizonte cambia para sentir que nos dirigimos hacia el Atlántico llegó la desgarradora noticia. No teníamos otra distracción que ver las obras de lo que sería la autopista actual. Íbamos bastante despacio. Gran dolor. Todavía hoy me pregunto qué necesitamos más los españoles para vivir de otro modo. Nosotros íbamos a trabajar. A visitar las librerías y los distribuidores. España va mal, y el libro y la cultura muy mal. En la madrugada del día 13 de julio falleció Miguel Ángel Blanco, tras vivir unas horas en estado crítico. Con sinceridad, habíamos viajado el fín de semana para disfrutar un poco de Galicia, pero de alguna manera el corazón quedó afectado. Como luego se verá, fuimos directamente a Bouzas/Vigo, nos alojamos y esperamos al lunes para empezar la tarea.
Así
pues el lunes 14 de julio comenzamos nuestra viaje de trabajo en Galicia.
Llegamos a Bouzas ya que, como muchos sabrán, ahí falleció en agosto de 1897 Ángel Muro
Goiri. Bouzas era entonces mucho más que un simple barrio de Vigo que ahora tras
la ampliación del puerto se ha dejado en casi nada. Todavía se pueden ver
portadas de almacenes donde se preparaba el pescado que traían de la mar hasta
doscientas parejas que a veces llegaron a salir. Un rincón encantador. Mantiene
su parroquia, y pasamos a saludar al párroco, don Luis Herrero. Nos dice que los libros de
fallecimientos están en el Archivo Diocesano. Por lo tanto tuvimos que ir a Tuy,
la sede espiscopal. Como los datos eran muy precisos, el archivero encontró
rápidamenter la página donde se podía leer la siguiente partida de defunción
Lo más estricto de la información que da el acta de defunción ya me era conocido. Desde que se conoció su muerte las agencias divulgaron que había fallecido en Bouzas, incluso que fue por enfermedad, el socorrido “colico miserere”. Pero el Acta dice algo más, los nombres de los padres, por lo que su segundo apellido, “Goiri”, está certificado. Natural y vecino de Madrid, con residencia en Bouzas. Llevaba bastante tiempo, y había llegado como otros veranos anteriores a pasar una temporada, para cuidar su salud.
Lo que encuentro interesante es que el párroco sabe que Ángel Muro no ha dejado testamento, y que cuando le avisan de su situación límite aún vive, pero no le administra los santos sacramentos, ni siquiera la extremaunción. Solamente la Absolución sub conditione. ¿Qué quiere decir esto? Pues que Ángel Muro vivía “en pecado”, ya que estando casado, aunque separado de su esposa que vivía en París desde 1875 -la cual de momento ni se enteró de su muerte-, vivía con una joven con la que esperaba un hijo, que precisamente nació el mismo día que él murió. Fue una niña, y su madre la bautizó en Bouzas el 22 de agosto, lo que consta en la Parroquia de San Miguel, con el nombre de Adelina Barberá Pérez, con los apellidos de la madre, Dolores, hija de Matías y Dolores. ¡Qué tiempos aquellos!..., para llegar a nuestros días donde se puede dar la extremaunción a alguien que yace frío y tieso, por un qué dirán, y también a quien, casado, y estando vivo, aun a sabiendas que vive con su amante, sus deudos le proporcionan todos los santos sacramentos y la bendición papal. Ángel Muro se fue con solo una “absolución bajo la condición” de que se hubiera arrepentido de sus pecados. El entierro, no obstante se celebró con dignidad gracias al empeño de los periodistas colegas y amigos. Yace en una fosa común. España negra. Su pareja/esposa/madre de su hija en paradero desconocido y de la hija nunca más se supo.
De este modo conseguimos el primer objetivo de nuestro viaje. Ahora les quiero dar cuenta de que el siguiente objetivo era Santiago de Compostela, con la ilusión de asistir en lo que me fuera posible al Curso de Verano, "Antropología e historia de la alimentación", que en dicha Universidad había programado el profesor de Historia Contemporánea Xavier Castro Pérez. Algo excepcional, que yo necesitaba como confirmación de la línea que llevaba nuestro sello editorial, La Val de Onsera, ya que concurrían en este Curso doctísimas personas e investigadores a las que solo conocía por sus libros. Un verdadero bautismo. Tal vez esta va a ser la primera crónica que muchos van a poder conocer.
Por no alargarme seguiré otro día. Pronto.
Lo más estricto de la información que da el acta de defunción ya me era conocido. Desde que se conoció su muerte las agencias divulgaron que había fallecido en Bouzas, incluso que fue por enfermedad, el socorrido “colico miserere”. Pero el Acta dice algo más, los nombres de los padres, por lo que su segundo apellido, “Goiri”, está certificado. Natural y vecino de Madrid, con residencia en Bouzas. Llevaba bastante tiempo, y había llegado como otros veranos anteriores a pasar una temporada, para cuidar su salud.
Lo que encuentro interesante es que el párroco sabe que Ángel Muro no ha dejado testamento, y que cuando le avisan de su situación límite aún vive, pero no le administra los santos sacramentos, ni siquiera la extremaunción. Solamente la Absolución sub conditione. ¿Qué quiere decir esto? Pues que Ángel Muro vivía “en pecado”, ya que estando casado, aunque separado de su esposa que vivía en París desde 1875 -la cual de momento ni se enteró de su muerte-, vivía con una joven con la que esperaba un hijo, que precisamente nació el mismo día que él murió. Fue una niña, y su madre la bautizó en Bouzas el 22 de agosto, lo que consta en la Parroquia de San Miguel, con el nombre de Adelina Barberá Pérez, con los apellidos de la madre, Dolores, hija de Matías y Dolores. ¡Qué tiempos aquellos!..., para llegar a nuestros días donde se puede dar la extremaunción a alguien que yace frío y tieso, por un qué dirán, y también a quien, casado, y estando vivo, aun a sabiendas que vive con su amante, sus deudos le proporcionan todos los santos sacramentos y la bendición papal. Ángel Muro se fue con solo una “absolución bajo la condición” de que se hubiera arrepentido de sus pecados. El entierro, no obstante se celebró con dignidad gracias al empeño de los periodistas colegas y amigos. Yace en una fosa común. España negra. Su pareja/esposa/madre de su hija en paradero desconocido y de la hija nunca más se supo.
De este modo conseguimos el primer objetivo de nuestro viaje. Ahora les quiero dar cuenta de que el siguiente objetivo era Santiago de Compostela, con la ilusión de asistir en lo que me fuera posible al Curso de Verano, "Antropología e historia de la alimentación", que en dicha Universidad había programado el profesor de Historia Contemporánea Xavier Castro Pérez. Algo excepcional, que yo necesitaba como confirmación de la línea que llevaba nuestro sello editorial, La Val de Onsera, ya que concurrían en este Curso doctísimas personas e investigadores a las que solo conocía por sus libros. Un verdadero bautismo. Tal vez esta va a ser la primera crónica que muchos van a poder conocer.
Por no alargarme seguiré otro día. Pronto.
Excelente post el que nos compartes, un muy buen trabajo.
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